En el pasado, pero no hace tanto tiempo, cuando uno padecía de anemia, el médico solía recetar hígado crudo. La tendencia en la cocina actual es intentar manipular lo menos posible los alimentos para resaltar sus sabores más primitivos. El shusi, las breves cocciones de las verduras, cortando siempre su cocción con agua helada para que se mantengan crujientes y verdes, así como carnes que pasan tiempos casi infinitos en cámara para comerse sangrantes son registros muy habituales en cualquier establecimiento de restauración. De momento esa tendencia no parece haber llegado todavía a las vísceras. Y es muy probable que por razones higiénicas no llegue nunca.
Como curiosidad os contaré que normalmente los grandes depredadores, cuando abaten una presa, lo primero que comen son sus vísceras por ser la parte más nutritiva y probablemente más palatable del animal. Por este motivo debemos deducir, que un buen carnívoro, me refiero, a aquellos que dicen apreciar la buena carne, no le deberían hacer ascos ni siquiera a un filete de hígado de ternera crudo.
Pero tranquilos, hoy el hígado que vamos a elaborar es hígado de pollo y lo vamos a cocinar de la manera más tradicional. En cualquier caso, esta receta no pertenece al grupo de las saludables, aunque decidamos atribuir sus orígenes a la dieta mediterránea.
INGREDIENTES (para 4 anémicos)
- 500 gramos de hígados de pollo limpios.
- 2 pimientos verdes
- 1 pimiento rojo
- 2 cebollas
- 6 dientes de ajo
- 1 hoja de laurel
- Harina de maíz o "Maizena" como espesante
- Jerez
- Sal
- Pimienta
- Aceite de oliva virgen
- Caldo de ave (1 litro)
- Arroz para acompañar
- Una nuez de mantequilla
- Perejil
Coemnzaremos calentado tres cucharadas soperas de aceite en una sartén. Cuando el aceite esté caliente añadimos el ajo finamente picado y la hoja de laurel No dejaremos que se queme añadiendo a continuación la cebolla y los pimientos verdes y rojos cortados en juliana. Dejamos pochar a fuegio lento.
Mientras va pochando la verdura aprovechamos para repasar los higados de pollo eliminando toda la grasa. Los pasamos por un chorro abundante de agua fría y los dejamos escurrir.
Cuando la verdura esté en su punto añadimos los hígados que removeremos con cuidado a fuego medio con una cuchara de madera.
Pasados unos minutos vemos que cambian de color. Seguimos removiendo para que se sellen de manera homogénea.
Cubrimos con el litro e caldo y también añadimos medio vaso de Jerez.
Salpimentar. Dejamos cocinar a fuego suave durante 30 minutos.
Pasada la media hora, y si vemos que la salsa queda demasiado líquida, la espesaremos con harina de maíz. Para que no se formen grumos te recomiendo que diluyas primero la harina en un vasito con agua fría del frigorífico para añadirlo ya diluido a la sartén.
Pica finamente el perejil, retira la hoja de laurel y emplata.
A este plata le va muy bien como acompañamiento un arroz blanco tipo basmati con una nuez de mantequilla y acompañado de perejil picado.
Que aproveche..............